domingo, 7 de junio de 2015

La intimidad de Mozart

Esta semana la OFUNAM ofreció un programa dedicado exclusivamente a Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), durante el cual fui testigo de lo que mi colega, el Maestro Marcelo Leal me comentó en alguna ocasión: "Mozart te desnuda en el escenario". Esta frase se refiere a que dada la perfección técnica que se debe de tener para la interpretación de obras de Mozart, cualquier mínimo error es patente, incluso para oídos no muy entrenados. Esto es a causa del estilo propio de Mozart, quien incluso dijo que su música era especial en el sentido en el que lo era también su nariz, tan "grande y aguileña, como ninguna en Viena". De los compositores "fundamentales" en la historia de la música, Mozart ocupa uno de los lugares más importantes, al igual que debe ocuparlo en el repertorio de todo músico. De estos músicos tan importantes, Mozart es con el que tengo una relación más distante. Su música, aunque pareciese simple y predecible es descarada si se aborda sin la cautela necesaria. Ayer, errores técnicos en la sección de cuerdas fueron patentes durante todas las obras: La serenata Posthorn  K 320, el concierto para violín número 5 K 219 y la monumental Cuadragésima sinfonía en sol menor K 550. A manos de Jorge Mester las obras fueron dirigidas a la perfección, capturando la esencia que Mozart pensó para cada una, sin embargo, la orquesta se quedó corta en algunas ocasiones, no al grado de decepcionarme, pero sí para levantar algunas cejas. Agrego aquí la oportunidad de escuchar una versión dirigida por el enérgico Nikolaus Harnoncourt, con instrumentos de la época y una interpretación lo más apegada a lo que Mozart pudo escuchar la noche del estreno del a obra. 



Ahora en esta interpretación el video ofrece una aproximación visual a la obra, una experiencia interesante. 


No tengo más que agregar, salvo un mensaje: "Busque, mi querido lector, el susurro de la brisa"


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