martes, 12 de enero de 2016

¡ANIVERSARIO!

Llega tarde el blog de aniversario por una guardia de domingo que no me permitió escribir, apenas y me permitió sentarme, una guardia en la unidad toco quirúrgica del Hospital General Enrique Cabrera. En fin, el 11 de enero de 2016 se cumplió un año de que Música, Arte y Medicina nació. En esta ocasión hablaré de una película que tuve la oportunidad de ver el viernes pasado: Solace con Anthony Hopkins. Una película de acción sobre un psíquico que intenta encontrar al culpable de varios asesinatos. Una película bastante surrealista pero entretenida para un viernes en la tarde. También vi la película de Snoopy el martes, la cual encontré aburrida al principio, pero mi tierna acompañante me ayudó a adentrarme en la película y terminó gustándome. En este blog también me interesaría hablar acerca de la violencia obstétrica, la cual se define como toda aquella conducta que haga patológico el proceso reproductivo natural. Encontré poca información al respecto, ya que antes de escribir quise leer un poco. De lo que encontré es que se puede manifestar de las siguientes maneras:
  • No atender oportunamente las emergencias obstétricas
  • Hacer que la mujer tenga un parto supina, es decir acostada y con las piernas levantadas (básicamente lo que se ve de rutina en todo hospital. Algunas fuentes coinciden en que el parto vertical es más fisiológico, sin embargo la mayoría de los textos médicos aconsejan el parto supino)
  • Realizar cesáreas no indicadas.
  • Episiotomía de rutina
  • Tacto vaginal por más de una persona (En este último la OMS está de acuerdo en que si se informa a la paciente y consciente que un residente o médico en formación realice un tacto vaginal además del ginecólogo, no incurre en violencia obstétrica)
  • No permitir el apego de la madre con su hijo de manera pronta sin justificación médica. Debe de permitírsele cargarlo y amamantarlo al nacer.
  • Alterar el trabajo de parto, por ejemplo administrando oxitocina a altas dosis para acelerarlo.
  • Comportamiento vulgar, grosero, ofensivo y discriminatorio por parte del personal de salud a la mujer embarazada. 
Compañeros médicos: ¿Suena familiar? Es el día a día de las unidades toco-quirúrgicas de todo el país. El domingo pasado una mujer que se encontraba en trabajo de parto solicitó una operación cesárea ya que su dolor era muy intenso. Antes de explicarle nada, el médico de base alzó su voz y le preguntó con un tono sumamente grosero: "¡¿Dónde estudiamos medicina juntos para decidir que quiere cesárea?! En mi opinión había opciones menos agresivas para comentarle a la paciente que una cesárea no estaba indicada y que se le iba a pasar en ese momento a la sala de expulsión puesto que ya contaba con una dilatación completa.
 
En lo personal, me he encontrado en ocasiones muy cerca de contestar de manera grosera a un paciente, sobre todo pacientes déspotas o groseros, sin embargo me he logrado contener. A veces son las 3 de la mañana y lo último que uno quiere son tratos groseros de parte de pacientes por cosas que salen del control propio, como por qué les dolió la punción de su catéter venoso o por qué en la tomografía hacía tanto frío, y con ingresos acumulándose y la salida del sol aún distante, es fácil responder de manera grosera para salir del problema rápidamente, pero recuerdo siempre las palabras de mi primer maestro que me enseñó algo más que medicina durante la carrera: el Dr. Casto Machín. Él decía: "Recuerden que tratan con pacientes, no con clientes. Los pacientes son gente que está enferma, por o general. Tienen miedo, sienten dolor, están incómodos, sienten incertidumbre, sus vidas están en pausa por su enfermedad y tienen trabajos que mantener, cuentas que pagar y nadie tiene planeado enfermarse, así que cuando estén de guardia y ya no puedan más y algún paciente les parezca molesto, recuerden mis palabras, y así jamás van a tratar mal a un paciente." Son palabras sumamente sabias que me han mantenido cuerdo durante el internado médico de pregrado.
 
En notas más amenas, este sábado pude ir al a gala inaugural de la temporada 2016 de la OFUNAM, con un festivo programa que incluyó música de Johann Strauss hijo, Juventino Rosas, Piotr Tchaikovsky y Franz von Suppé, bajo la dirección de uno de mis directores favoritos: Enrique Arturo Dimeke. Él, la diva entre las divas lo es por cómo se desenvuelve en el escenario, no por tener una actitud funesta fuera del mismo. Conecta con su público y siempre logra ovaciones con vítores, bravos y aplausos que podrían derrumbar la majestuosa sala Nezahualcóyotl.
 
Me despido dejando dos de las obras más famosas de Franz von Suppé: las oberturas de "Poeta y campesino" y "Caballería ligera".
 
 
 
 
 
 
 
 
También, la festiva marcha Radetzky de Johann Strauss padre para celebrar el primer aniversario de mi blog.
 
 
 
 
¡Hasta la próxima!
 
 
 
 

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