domingo, 3 de mayo de 2015

Dúo Mirior de l'eau

Este fin de semana largo asistí a eventos interesantes. El primero, el jueves 30 de abril en la Facultad de Música de la UNAM (Antes Escuela Nacional de Música). Un recital a manos del maestro Marcelo Leal, donde me deleitó con Bach, Rachmaninov y Mario Ruiz Armengol. Esa noche mi celular dejó de funcionar ya que torpemente le permití que tuviera contacto con el agua, impidiéndome enterarme de un evento desafortunado. Estando fuera de la ciudad el viernes disfruté de la calma provinciana. El sábado a mi regreso asistí a una presentación del Dúo Mirior de l'eau en la Casa del Lago, en la hermosa sala José Emilio Pacheco. El dúo, conformado por el maestro Rigoberto Salgado y el maestro Marcelo Leal deleitaron a una sala que se pudo llenar dos veces, habiendo un número importante de personas de pie. El programa incluyó obras de Schubert, Debussy, Diabelli, Ponce y Ruiz Armengol. Es oportuno mencionar que este maravilloso dúo se presentará nuevamente en la Facultad de Música el lunes 4 y martes 5 a las 7 y 4 pm respectivamente con música para dos pianos. Después de eso, viene la primer recomendación gastronómica de este blog. El restaurante "Don Toribio's" en la Calle de Bolívar en el número treinta y tantos, tras doblar a la derecha viniendo de la calle Gustavo I. Madero en dirección al Zócalo Capitalino. Este restaurante es mi favorito en toda la zona centro, precios accesibles, buen servicio y comida deliciosa lo hacen mi primera opción cuando visito el centro de la ciudad. Después de eso, siguió en la agenda el concierto de la OFUNAM. En esta ocasión fue el turno de Wagner de ser escuchado. El segundo acto de su ópera Tristán e Isolda con una excelente interpretación por parte de todo el conjunto y solistas. Le dejo, mi querido lector, la ópera completa, bajo la dirección de Herbert von Karajan, con la impresionante duración de cuatro horas con 7 minutos (247 minutos).
 
Por otra parte, no crea, mi estimadísimo lector, que he olvidado mi promesa de la esquina de ORFL. En esta ocasión doy un consejo sobre el cuidado de los oídos.
Por último me gustaría escribir sobre el jueves. Visité mi antigua escuela, la Facultad de Música, Escuela Nacional, cuando fui estudiante de piano ahí. Fue muy grato ver a antiguos profesores y compañeros y dejarse llevar por todos los sonidos propios de una gran escuela para músicos profesionales. Escalas de clarinete se mezclan con tortuosos pasajes de viola e intensos golpes al piano de una joven que intenta domar a un despiadado Liszt. Las sopranos intentando llevar su voz ligera a un matiz más pesado para interpretar a Richard Wagner o barítonos entonando arias de Mozart. Todo eso bajo una atmósfera de partituras y pláticas de música.
Se me dijo que mi mirada era nostálgica y apasionada al visitar el lugar que me dio formación musical tan intensa durante tanto tiempo. ¿Seré un pianista que se convirtió en médico? o ¿quizá un médico que alguna vez estudió piano? La respuesta para quien no me conozca puede parecer poco clara. En mi opinión es la primera. Se parece al caso del maestro Enrique Bátiz, cuando se convirtió en director de orquesta siendo muy joven. La gente comentó: "Es un espléndido pianista convirtiéndose en un mediocre director". En su último recital al piano comentó: "Ahora, la gente dice que soy un espléndido director convirtiéndome en un mediocre pianista, de cualquier forma, nunca los tengo contentos". Y resulta ser así, una pequeña lección de vida: no habremos de fijarnos en las opiniones de los demás sino en los sentimientos propios para seguir adelante, ya que nuestra felicidad no deberá de basarse en lo que las demás personas entiendan como felicidad. Me despido, queridísimo lector, esperando me siga acompañando como lo ha hecho antes, semana a semana.

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