lunes, 5 de octubre de 2015

Claro de Luna de Beethoven

Llegó tarde la entrega de este blog esta semana, no por ello ausente. Me gustaría escribir sobre la sonata número catorce de Beethoven, comúnmente conocida como "Claro de Luna" aunque el título que ambas sonatas Opus 27 tenían al momento de su edición era de "Sonata quassi una fantasía" es decir, sonata en la forma de una fantasía. El primer movimiento es de los trabajos más populares de Beethoven y, alrededor de esta magnífica música han surgido numerosos mitos como aquel en el que Beethoven compuso la sonata para una joven ciega, quien quería saber cómo era un claro de luna. Esto, por romántico que parezca y aunque guarda similitud con el mito de la "amada inmortal" de Beethoven, es falso. El título de claro de luna fue dado por Ludwig Rellstab, poeta y crítico musical alemán, quien dijo que el primer movimiento de la sonata era evocador de el claro de una luna llena brillando sobre las calmas aguas del Lago Lucerna. A partir de ahí comenzó a popularizarse este nombre de la sonata, en parte por la relación del primer movimiento con esta imagen y por otra parte para distinguirla de su hermana, la sonata No. 13.
El primer movimiento de la sonata es una forma sonata muy clara aunque muchos estudiosos la consideran una forma trunca. Luca Chiantore, gran estudioso de la vida y obra de Beethoven explica detalladamente las razones por las cuales es el primer movimiento de la "Claro de Luna" una de las formas sonata más estrictas y apegadas a la forma original, esto en su libro "Beethoven al piano" el cual recomiendo ampliamente. En este movimiento encontramos un ostinato, una figura de tres notas que se repite a lo largo de todo el movimiento, acompañado de una simple melodía en tono menor, romántica y evocadora. El segundo movimiento es juguetón y simple para quien lo escucha, pero basta un análisis superficial para conocer la complejidad armónica que guarda este movimiento. Finalmente el tercer movimiento, rápido y agresivo es menos conocido, no por ello menos digno de escucharse. Utilizando este último movimiento haré un comentario final para orientar una petición de uno de mis lectores: añado el tercer movimiento interpretado con numerosos pianistas, no con motivos de comparación, ya que tener ese pensamiento con respecto a la música raya en la vulgaridad, sino para conocer que alrededor de una misma idea, u obra en este caso, giran distintos sentimientos de cada persona, pero que al final logran cierta continuidad. Digo esto en ya que es muy común que la gente se compare con otras sobre trivialidades como calificaciones, imagen corporal o puestos de trabajo. Yo opino que jamás se deberá de sentir nadie inferior con respecto a otro, y nadie deberá de hacer sentir inferior a alguien más abusando de su autoridad o aparente posición más ventajosa. Es utópico, pero si logro que una persona se de cuenta de que compararse sólo trae infelicidad, ya iré con ganancias. En fin. Les dejo varias versiones de esta fantástica sonata además del tercer movimiento interpretado por varios pianistas de forma continua. Disfruten entonces, mis queridos lectores, de un blog que se gestó durante el fin de semana pero no vio la luz de la gran red mundial hasta el 5 de octubre. Les deseo disfruten de todos los beneficios de la vida. Hasta la próxima entrega.
 
Esta última versión vale mucho la pena, interpretada por una leyenda del piano, el gran Ignaz Paderewsky

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