domingo, 25 de octubre de 2015

Asesinato en los Alpes 2

La horrorosa escena del cuerpo sin vida del Profesor Sollberger quedó impresa en la memoria de todos (al menos eso pensaron quienes eran inocentes). El Dr. Schezer se dio cuenta de que el charco de sangre que rodeaba al profesor se movía lentamente hacia la puerta donde estaban todos.
"Salgamos de aquí hasta que averigüemos qué hacer" dijo Schezer asustado.
"¡NO! exclamó Olga, la esposa del profesor. "Tenemos que descubrir quién lo asesinó" dijo rompiendo en llanto. Justo en el momento en el que el evento parecía haber sido procesado por su mente. Se desplomó en el suelo llorando e intentó acercarse al cadáver de su marido. La esposa del Dr. Schezer la alejó y la sentó en la cama para tranquilizarla "Si lo tocas la policía puede tener problemas para ayudarnos. La atmósfera era tensa. El Dr. y Dra. Niffeneger miraban escépticos a sus alrededores, con esa mirada de detective (o culpable que no quiere levantar sospechas). El abogado Hertenstein miraba con más detenimiento la escena del crimen. Sin decir nada se acercó al cadáver sin tocarlo, descubriendo que había pequeñas gotas de sangre separadas del gran charco. 
"Miren, las gotas nos pueden llevar al arma homicida" dijo con un tono un tano infantil, algo dramático, casi como radionovela. las siguió junto con los demás invitados. Cuando llegaron a otro lado del pasillo, salió Johannes el mayordomo, secando sus manos con un trapo.
"¡Ajá! ¡Aquí está nuestro asesino!" gritó Hertenstein con su mismo tono melodramático, al cual le tomaba cariño con cada frase. "¿Quién más puede ser, sino aquel que se ausentó por más tiempo? Aquel celoso del éxito de un gran profesor."
Johannes dibujó una sonrisa, esa clase de sonrisa que aparece en el rostro de aquellos que no quieren ser groseros pero que denota un "¿qué diablos pasa por la mente de este sujeto?"
"Johannes" preguntó el Dr. Schezer "¿Qué hacías todo este tiempo?"
"Me encontraba guardando los abrigos de todos, señor"
"¿Lo ven? Una lógica explicación" dijo Schezer con un tono poco convincente, un tanto nervioso dirían algunos.
"Pero, sus manos, ¿quién se lava las manos después de guardar abrigos, además, por qué no tienes tu saco?" Preguntó el Dr. Niffeneger, su voz llena de duda.
"Los abrigos estaban llenos de nieve, y el de la Señora Diana tenía lodo. Lavé mis manos con agua tibia e intenté quitar el lodo que encontró un camino del abrigo de la señora Diana al mío" dijo Johannes. "Puedo mostrarles mi saco mojado si lo desean. Señor, ¿a qué se debe todo esto?" preguntó Johannes.
"Acabamos de encontrar muerto al profesor Sollberger" dijo Schezer. Comenzaba a sudar.
"Un saco húmedo, no intentabas quitar lodo sino la sangre de tu crimen" dijo el abogado con su nuevo tono de voz favorito.
"La sangre no se quita de la ropa, señor" respondió Johannes.
"¡Un asesino lo sabría!" contestó el abogado. "Exijo ver el susodicho saco"
"Encantado señor, sólo permítame añadir que escuché voces un tanto agitadas mientras lavaba la solapa de mi saco. Escuché las voces de dos de las invitadas, desconozco cuales, puesto que estaban atenuadas por la distancia..." dijo Johannes
"Éramos Diana y yo mientras bajábamos" dijo la Dra. Niffeneger.
"Luego escuché azotarse una puerta" siguió Johannes
"Fui yo al regresar para dejar mi brazalete en mi habitación, no cerraba bien y temía perderlo" contestó Diana con una voz molesta
"Luego escuché al profesor Sollberger hablar agitadamente."
"¿Qué más?" preguntó la esposa del Dr. Schezer.
"Nada. Silencio. Pasó un minuto, quizás dos, cuando escuché abrirse una puerta y cerrarse con mucha delicadeza, el taconeo de una mujer, y el abrir y cerrar de otra puerta"
"¿El asesino es una mujer?" dijo el abogado con un tono excesivamente chillante.
"Yo no confío en el mozo" dijo el Dr. Niffeneger "Puede estar inventando todo".
"Pero él nos escuchó a mí y a Diana bajar" añadió la esposa del Dr. Schezer.
"¿De qué habitación escuchó que fue la última puerta en cerrar?" Preguntó la Dra. Niffeneger
"La del fondo, hace un sonido muy distintivo" respondió Johannes.
"Vamos para allá" dijo el abogado
"No creo que sirva de nada" dijo apresuradamente el Dr. Schezer, su cara brillaba con sudor.
"Ahí podría haber evidencia importante" refutó el Dr. Niffeneger "Estás sudando" añadió.
"¿Yo?" respondió Schezer con una voz temblorosa. "Es mi ropa interior... eh... ¡sí! es de lana... muy calurosa". La cara del Dr estaba roja y se sentía cómo irradiaba calor.
El abogado fue hacia la última puerta del pasillo, la que Johannes había mencionado y notó que había un poco de sangre en la manija y en el suelo. La abrió con cuidado, tocando la manija lo menos posible con un pañuelo. Al abrirla, la nueva viuda Sollberger emitió un horrible chillido de terror...
 
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La segunda entrega de Asesinato en los Alpes. Invito a mis estimados lectores me compartan su opinión. En la parte del arte del blog, tuve la oportunidad de ver la película "La cuerda Floja" una interesante película acerca de la vida de Philippe Petit, el primer y único hombre (creo) en cruzar las torres gemelas de Nueva York. Interesante, con encantadora música de Allan Silvestri. Se aproxima el final de mi periodo vacacional y no puedo decir más que extrañaré la dicha de dormir en mi propia cama todos los días. En fin, deseo a todos mis queridísimos lectores disfruten de todos los beneficios de la vida.
 

domingo, 18 de octubre de 2015

Asesinato en los Alpes

Era el turno de que el Dr. Scherzer fuera el anfitrión de la cena de Año Nuevo de la Sociedad de Intelectuales de Berna, pensó que sería una buena idea que el lugar de reunión fuera su Chalet en las alturas alpinas a las afueras de Berna. Mandó invitaciones a todos los miembros de la sociedad, para una cena (de gala) el 31 de diciembre de 1929.
La mañana de aquel viernes el sol se escondía tras grises nubes y una ventisca invernal cantaba el preludio de una gran tormenta, afortunadamente la tormenta parecía no haberse declarado aún cuando el reloj cucú encima de la chimenea cantó las 5 de la tarde. Con los preparativos casi listos, se dio orden al señor Zwiefelhoffer, el mayordomo de los Schezer, alistara todo para la llegada de los invitados. Comenzó a caer nieve, lo suficiente como para pintar de blanco el camino a la entrada del Chalet, pero no suficiente como para impedir el paso de los automóviles de los acaudalados intelectuales. La puntualidad en estas áreas de Europa es bien vista, por lo que, mientras los engranajes del ya famoso cucú comenzaban a moverse para que la casa supiera que las ocho de la noche comenzaban, 3 lujosos automóviles desfilaron en fila india, en su interior los primeros y arreglados miembros del exclusivo club. Bajaron el Abogado Hertenstein y su esposa, Diana, el Profesor Sollberger con su esposa Olga y finalmente el Dr. y Dra. Niffeneger. Ciertamente faltaban personas por llegar aún, pero con 8 personas se podía dar inicio a los cócteles de bienvenida. La nieve comenzó a caer de manera más intensa y el viento a soplar de una forma ominosa. Zwiefelhoffer (a quien llamaré por su primer nombre, Johannes, por practicidad) informó al Dr. Schezer y a su esposa que había recibido un mensaje por radio, el cual indicaba que el camino desde la base de la montaña al Chalet se había cerrado por la invernal tormenta, lo que significaba que ningún otro invitado llegaría a la cena. El Dr. Schezer se dirigió al pequeño grupo que los acompañaba para informar la situación. Diana, la esposa del abogado Hertenstein protestó amargamente que si el camino estaba cerrado no podría regresar a su casa durante la madrugada.
"Pero, querida Diana" dijo el Dr. Schezer "¿a caso creen que no preparé habitaciones para todos mis invitados? No permitiría que tras una larga noche de diversión y celebración por una nueva década tuvieran que regresar hasta la ciudad" Habiendo dicho esto, el Dr. Schezer invitó al pequeño grupo a las habitaciones del segundo piso, donde los esperaban batas para dormir, cortesía del fondo de la Sociedad de Intelectuales.
"Con o sin tormenta, yo esperaba que pasaran aquí la noche" les dijo amablemente. Llevó a cada pareja a su habitación para que las vieran y dejasen sus abrigos ahí para después pasar a una sesión de música al piano y al calor de la chimenea. Todos bajaron en breve al salón de música, excepto el Profesor Sollberger.
"¿Dónde está nuestro querido profesor?" preguntó el Dr. Niffenger.
"Lavando sus manos por quina vez, conocen su obsesión con los gérmenes." contestó la esposa del profesor.
Los minutos pasaron y no había ninguna señal de que el profesor bajara de su habitación. Su esposa subió para ver si todo estaba bien. Pasaron unos cuantos segundos y la atención de todos fue llamada ante el grito de horror de la esposa del profesor. Todos subieron las escaleras corriendo (con todo y sus trajes de gala), abrieron la puerta de la primera habitación y vieron horrorizados cómo yacía en el suelo el cuerpo sin vida del Profesor Sollberger...
 
En esta edición de mi blog dominical le quiero regalar a mi público la primer entrega de mi cuento corto (no tan corto) Asesinato en los Alpes, del cual iré añadiendo una parte cada una o dos semanas.
Por otra parte, disfruto de mis 10 días de vacaciones, y vaya que tengo que hacerlo, ya que serán mis últimos días de descanso hasta las últimas semanas de junio de 2016. En fin. El inicio de mis vacaciones se vio marcado por eventos adversos con los que no los distraeré, pero que menciono para que sepan por qué nació Asesinato en los Alpes. Son dichos eventos adversos lo que motivaron la creación del cuento.
Por otro lado, disfruté del musical Fame
en el teatro de un banco en un centro comercial de Santa Fe, con un elenco formado por jóvenes estudiantes de un instituto tecnológico de una ciudad muy al norte. Quedé impresionado ante el profesionalismo de la mayoría de los integrantes del elenco y la excelente forma en la que llevaron al escenario todo su trabajo. Desafortunadamente sólo ofrecioeron 4 funciones, la última el jueves pasado a las 8 de la noche. Extiendo una felicitación a todos los actores y demás involucrados.
Por último me gustaría añadir un comentario: "NO al abuso de la autoridad".
Me despido, hasta el próximo domingo, mis queridísimos lectores, les deseo disfruten de todos los beneficios de la vida.

domingo, 11 de octubre de 2015

La experiencia nunca envejece

Es un título muy cierto, además de ser la frase publicitaria para la película The Intern la cual tuve la oportunidad de ver el miércoles. Con las excelentes actuaciones de Robert de Niro y Anne Hathaway, la película narra la tierna historia de un ejecutivo retirado quien decide volver al mundo laboral con una pasantía para adultos de la tercera edad en una empresa de moda. La película tiene buena música, está muy iluminada siempre y tiene escenas en las que realmente me reí a carcajadas. Es una película que para un crítico de cine es muy "rosita" pero yo la disfruté muchísimo.
Recomiendo esta película para quien quiera pasar un buen rato. Relacionado a esto escuché en las noticias que ya se considera según algunos estudios en México que las personas mayores de 40 años son consideradas de la tercera edad con motivos laborales, pero también veo las ofertas de trabajo, entre 18 y 35 años con 30 años de experiencia... Algo no anda muy bien. En fin. Me despido tras haber escrito un breve blog esta semana, pero espero igual mis queridos lectores lo disfruten, les deseo todos los beneficios de la vida. Hasta la siguiente entrega.

lunes, 5 de octubre de 2015

Claro de Luna de Beethoven

Llegó tarde la entrega de este blog esta semana, no por ello ausente. Me gustaría escribir sobre la sonata número catorce de Beethoven, comúnmente conocida como "Claro de Luna" aunque el título que ambas sonatas Opus 27 tenían al momento de su edición era de "Sonata quassi una fantasía" es decir, sonata en la forma de una fantasía. El primer movimiento es de los trabajos más populares de Beethoven y, alrededor de esta magnífica música han surgido numerosos mitos como aquel en el que Beethoven compuso la sonata para una joven ciega, quien quería saber cómo era un claro de luna. Esto, por romántico que parezca y aunque guarda similitud con el mito de la "amada inmortal" de Beethoven, es falso. El título de claro de luna fue dado por Ludwig Rellstab, poeta y crítico musical alemán, quien dijo que el primer movimiento de la sonata era evocador de el claro de una luna llena brillando sobre las calmas aguas del Lago Lucerna. A partir de ahí comenzó a popularizarse este nombre de la sonata, en parte por la relación del primer movimiento con esta imagen y por otra parte para distinguirla de su hermana, la sonata No. 13.
El primer movimiento de la sonata es una forma sonata muy clara aunque muchos estudiosos la consideran una forma trunca. Luca Chiantore, gran estudioso de la vida y obra de Beethoven explica detalladamente las razones por las cuales es el primer movimiento de la "Claro de Luna" una de las formas sonata más estrictas y apegadas a la forma original, esto en su libro "Beethoven al piano" el cual recomiendo ampliamente. En este movimiento encontramos un ostinato, una figura de tres notas que se repite a lo largo de todo el movimiento, acompañado de una simple melodía en tono menor, romántica y evocadora. El segundo movimiento es juguetón y simple para quien lo escucha, pero basta un análisis superficial para conocer la complejidad armónica que guarda este movimiento. Finalmente el tercer movimiento, rápido y agresivo es menos conocido, no por ello menos digno de escucharse. Utilizando este último movimiento haré un comentario final para orientar una petición de uno de mis lectores: añado el tercer movimiento interpretado con numerosos pianistas, no con motivos de comparación, ya que tener ese pensamiento con respecto a la música raya en la vulgaridad, sino para conocer que alrededor de una misma idea, u obra en este caso, giran distintos sentimientos de cada persona, pero que al final logran cierta continuidad. Digo esto en ya que es muy común que la gente se compare con otras sobre trivialidades como calificaciones, imagen corporal o puestos de trabajo. Yo opino que jamás se deberá de sentir nadie inferior con respecto a otro, y nadie deberá de hacer sentir inferior a alguien más abusando de su autoridad o aparente posición más ventajosa. Es utópico, pero si logro que una persona se de cuenta de que compararse sólo trae infelicidad, ya iré con ganancias. En fin. Les dejo varias versiones de esta fantástica sonata además del tercer movimiento interpretado por varios pianistas de forma continua. Disfruten entonces, mis queridos lectores, de un blog que se gestó durante el fin de semana pero no vio la luz de la gran red mundial hasta el 5 de octubre. Les deseo disfruten de todos los beneficios de la vida. Hasta la próxima entrega.
 
Esta última versión vale mucho la pena, interpretada por una leyenda del piano, el gran Ignaz Paderewsky