domingo, 26 de abril de 2015

Arte médica

La medicina para muchos es una arte, casi tanto como una ciencia. Existe un aforismo: "La medicina es la más humanística de las ciencias y la más científica de las humanidades". El trato con los pacientes es lo que da a la medicina esa dualidad. Y aprovechando que fue ayer 25 de abril, me gustaría recordar a "De Humani Corporis Fabrica".
Frank Netter (1906-1991). Frank Netter fue un médico y artista estadounidense que revolucionó el estudio de la anatomía humana en el siglo XX, como lo hizo Andreas Vesalio (1514-1564) en el siglo XVI con su "De Humani Corporis Fabrica"
Frank Netter fue el pintor de miles de dibujos, láminas que servirían para hacer su libro de anatomía, e incontables ediciones de libros de especialidades basados en sus dibujos de fisiología y fisiopatología. Se considera la literatura que Netter heredó al mundo, aún vigente después de años de su primera edición, por la excelencia de su trabajo. Sus láminas de fisiología y fisiopatología se han desactualizado, pero continúan siendo adaptadas para los nuevos avances en la medicina. Le comparto dos láminas que disfruto de este gran médico y artista, el Dr. Frank Netter MD.
 
 
 
Por otra parte, el 16 de abril fue el día internacional de la voz, iniciativa tomada por la Federación Internacional de Asociaciones de Otorrinolaringología en 1999. Antes de seguir hablando al respecto me gustaría mencionar que me encuentro en un estado muy similar al hombre de la segunda lámina de Netter, ya que mi computadora borró lo últimos dos párrafos del blog.  Este día busca concientizar al mundo acerca del uso y el cuidado del instrumento musical e importante herramienta de comunicación conocido como "voz". La Otorrinolaringología y la cirugía de cabeza y cuello es, como especialidad médica, la rama de la medicina que más me interesa, por lo que será para mí un deleite aconsejar acerca del cuidado de la voz. Un excelente servicio para mis lectores consistirá en este primer consejo: abstenerse de fumar. El humo del tabaco, además de ser nocivo para la salud pulmonar, es un gran enemigo de la laringe, órgano de la fonación. El no fumar y alejarse de fuentes de humo de tabaco representa una excelente manera para el cuidado de la voz. Otro interesante consejo es el de calentar la voz si se conoce que se hablará durante un periodo largo. Por ejemplo, el día de ayer di consulta a varios pacientes, al final del día, mi laringe se sentía lastimada. Cantar unas cuantas notas musicales de altura y duración alternantes durante un minuto bastará para preparar a la laringe para una jornada dura. Escribiendo esto (por segunda vez, tristemente) se me ocurre dar un consejo para el cuidado de los oídos, nariz, faringe y laringe durante mis próximas entradas de este blog, bajo el subtítulo "Esquina ORFL" siglas de los órganos que nombré previamente. Espérelo próximamente, mi querido lector.
Por último, ya que me acompaña en mi rítmico escribir la novena sinfonía en mi menor Op. 95 de Antonín Dvorak (1841-1904) me gustaría hablar acerca de la música. La música es un medio de comunicación como bien sabrá, mi querido lector, sin embargo, se ignora en ocasiones el arduo trabajo detrás de una obra. Los años de estudio y de práctica, tan sólo para saber cómo plasmar en una partitura todo lo que la mente de alguien desea expresar. Un amigo sumamente entrañable y yo lo hemos comentado en numerosas ocasiones. Existen notas en las obras musicales que le dan sentido a esa obra. No basta con tocar cada nota bien, cada nota debe de tener la intención adecuada, es por eso que el músico estudia tanto, para poder darle a ese pequeño fa la intención que un malhumorado Brahms quiso transmitir en alguna de sus rapsodias. Es esa para mí la esencia de la música. Cualquier computadora puede tocar, incluso con más precisión, las notas de los estudios de Chopin, pero siempre sonará hueco y desalmado. La experiencia personal de cada intérprete hace que esas obras vivan para siempre y que se prefieran, entre círculos de conocedores, versiones de música viva, en las que el intérprete toca para su público, o para la grabación, pero sin la intervención de las computadoras para modificar lo que éste ha tocado. En la música, como en la medicina, la experiencia es escencial. En el músico, las experiencias personales de cada intérprete enriquecen cada pieza que toque, y, es por eso, que la música clásica seguirá viva.
¡Bien! Tras lo que algunos de mis lectores clasificarán como un brote psicótico sobre la música, me despido deseándole, mi estimadísimo lector, que disfrute de todos los beneficios de la vida. 

domingo, 19 de abril de 2015

A través de los ojos de la esquizofrenia

Este fin de semana se reanudó mi sábado habitual: el concierto de la OFUNAM. Antes de eso, el viernes, vi una película curiosa, "Tal vez para siempre". Una comedia romántica, un tanto verista (de haber tenido un final distinto). No es mi clase de película, pero he de aceptar que no es mala, es buena para entretenerse en la compañía de su pareja. Ayer antes del concierto de la OFUNAM visité el MUAC, el Museo Universitario de Arte Contemporáneo. No me agrada mucho el arte contemporáneo, no por no entenderlo, sino porque genuinamente me produce angustia. Disfruto muchísimo de las obras que no tienen sonido, que sólo son una experiencia visual, como las esculturas, pero las proyecciones con angustiantes sonidos son demasiado para mí, y créanme que entiendo la razón por la cual es arte, pero simplemente me disgustan. Hablando de las esculturas que disfruté, vi una valla similar a las que usan los granaderos en las manifestaciones, pero con barras de metal dibujando la forma del estado de Oaxaca. El mensaje artístico es claro y fuerte. (Ignorando la alegre niña que se ha colado en la foto).
 
 
 
Otro mensaje interesante es el de "América Letrina" obra de Damián Ortega (n. 1967). La obra habla por sí sola. Según el Dr. Carlos León Castillo, sería arte tradicional ya que mingitorios y retretes ya se han usado como piezas de museo, pero esta es bastante original. 
 
De las esquizofrénicas obras no tengo mucho que decir. Citando una excelente película: "Eso es todo lo que tengo que decir sobre eso..."
 
En fin. La OFUNAM ofreció un excelente programa que llenó la sala por la presencia del Primer concierto para piano de Tchaikovsky (1840-1873) en si bemol menor (aunque después de 10 compases o menos ya es Re bemol mayor, pero bueno) además de selecciones de Romeo y Julieta del ballet de Sergei Prokofiev (1891-1953), conocidísima "Los Montesco y los Capuleto", del cual dejo una versión para piano excelente.
Me despido por esta semana, encontrándome con menos tiempo en mis manos, pero pronto podré escribir más.

domingo, 12 de abril de 2015

Whiplash

Regreso tras ausentarme dos domingos. Dos semanas en las que tuve la oportunidad de acercarme con calma a la música, al arte y a la medicina. En la música, decidí dedicarme un poco más a Scott Joplin (1868-1917)
Le dejo, querido lector, mi interpretación de "Maple Leaf Rag" de Scott Joplin. En su música descubre el intérprete cómo, lo que aparentemente puede sonar como una gran cacofonía, es en verdad hermosa música y siempre, muy bailable.
En el arte, tuve la gran oportunidad de ver la película de Whiplash. A mi juicio de las mejores que he visto. Relata la incómoda verdad de algunos maestros de música que utilizan el maltrato psicológico en aras de la enseñanza. Personalmente, fui alumno de la Maestra María Teresa Rodríguez (1923-2013), considerada por muchos como la mejor pianista que ha dado México. Desafortunadamente su nombre no es tan conocido porque su relación con Carlos Chávez (1899-1978) le impidió tener una carrera fuera del país. Para comprender la magnitud de su grandioso talento, una anécdota: tocando para ella los Movimientos Perpetuos de Francis Poulenc (1899-1963) me detuvo y me dijo: "ese fa lo estás tocando con el dedo anular, no con e índice, como dice la partitura". Ella estaba de lado contrario del teclado, no había forma de que hubiera podido ver mis manos, pero lo supo por un oído musical al que sólo podría clasificar como sobrehumano. Fue su enseñanza, la más estricta que he tenido jamás, que me permitió tener una buena base técnica al piano. Desafortunadamente, como ya notó, por la falta de tiempo mis dedos están un tanto oxidados y cometo más errores de los que la Maestra María Teresa me habría permitido. En fin, Whiplash es una película que, sin necesidad de ser músico logra adentrar a quien la ve en el conflicto de la película. La recomiendo ampliamente, no sólo por una banda sonora que en lo personal es fantástica (aunque para algunos otros oídos no lo es tanto) sino por la excelente actuación de TJ Simmons, que le valió nada más y nada menos que el Oscar a mejor actor de reparto. 
Finalmente, en la medicina, un examen para conseguir una plaza en cierto hospital para cierto puesto, que recuerda a quien lo toma el vasto conocimiento que debe tener un médico. Me despido, siendo este un blog inusual, no sólo de reseñas artísticas, en este caso fue más personal de lo usual, quizás demasiado para el gusto de mis lectores habituales, pero la siguiente semana comienza la nueva temporada de la OFUNAM, por lo que volveremos todos juntos a la normalidad.
 
Le dejo la obertura de Whiplash