domingo, 15 de enero de 2017

La Tempestad

En este 2017 he propuesto entregar una entrada cada quincena y al avecinarse el final de los primeros 15 días de este nuevo año, aquí está La Tempestad de Pyotr Ilych Tchaikovsky.
El día de ayer asistí a la Gala inaugural de la temporada 2017 de la OFUNAM, que por primera vez, desde 2015, cuenta con un director artístico definitivo: el violinista italiano Massimo Quarta. Por condiciones un tanto azarosas mi lugar habitual fue sustituido por un extraño lugar por encima de la sección de metales y los contrabajos. El programa fue conformado por la Obertura 1812, la Obertura Fantasía de Romeo y Julieta y la Quinta sinfonía en mí menor Op. 64. El programa constituido únicamente por material del gigante ruso no es habitual en las galas inaugurales, sin embargo fue un programa especial y con la fuerza que distingue a Quarta se convirtió en una experiencia espléndida. Curioso que es el 140 aniversario de bodas de Tchaikovsky con Antonina Miliukova, una mujer con una inestabilidad emocional intensa que le impidió descubrir la homosexualidad de su esposo, con quien sólo vivió unos meses. Miliukova pensó siempre que Tchaikovsky estaba demasiado enamorado de su música y que tener que decidir entre ella y su talento musical era la génesis de la gran ansiedad y tormento de Tchaikovsky. Vivió 24 años más que su esposo, sin embargo los vivió en un manicomio, fruto de su inestabilidad emocional y paranoia sobre una inexistente conspiración en su contra por parte de la familia Tchaikovsky. 
Sin embargo la fuente de inspiración para este blog no es la tempestad del terrible matrimonio del pobre Pyotr Ilych, sino su poema sinfónico "La tempestad" basado en la obra homónima de William Shakespeare. Es curioso cómo fue que llegué a escuchar una de las obras menos conocidas del compositor ruso. En las notas al programa del concierto de ayer se mencionó en dos ocasiones el poema sinfónico de Tchaikovsky "Fatum" en el que se rescatan ciertos elementos para incorporarlos a la obertura fantasía de Romeo y Julieta y a la quinta sinfonía. Buscando una versión de este poema sinfónico que jamás había escuchado, encontré otra obra desconocida: La tempestad. En este poema sinfónico de 24 minutos se incorporan numerosos temas, incluyendo la quietud del mar previo a la tempestad, el amor de Ferdinando por Miranda y la grotesca naturaleza del deforme hijo de una bruja marina, Caliban. En este poema sinfónico se pueden encontrar reminiscencias al misticismo de Fray Lorenzo y al tema de amor de la obertura fantasía de Romeo y Julieta. Comparto la obra para que se deleiten con ella al comienzo del año y se motiven, mis queridos lectores, a leer la obra de Shakespeare. 


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