domingo, 1 de noviembre de 2015

Asesinato en los Alpes 2.5 y el advenimiento de la medicina interna.

No fue sin razón el grito de la viuda. En el pequeño cuarto iluminado solamente por la luz del pasillo se encontraba un cuchillo ensangrentado: el arma homicida. Después del horrendo grito un silencio espectral hizo que el estómago de todos se hundiera y se formara una atmósfera tétrica, espantosa, como si antes nadie fuera consciente de que había ocurrido un asesinato en el chalet. El abogado tomó con su pañuelo el cuchillo, al mirarlo bien lo soltó de inmediato sin decir nada.
- "¿Y bien?" preguntó Niffeneger "¿qué información nos da semejante arma blanca?"
- "Nada" dijo el abogado con una voz fría.
El Dr. Schezer decidió tomar el cuchillo, lo hizo de una manera torpe y extraña, tomó el cuchillo como si estuviera sumamente familiarizado con él pero lo miró con un disgusto falso, una mirada que pedía exoneración. Lo colocó nuevamente en el suelo, su mano llena de sangre. Sin ser consciente de su entorno miró su mano ensangrentada, moviéndola lentamente para verla completa, como aquel pintor que observa la paleta de colores en la que se convirtió su mano tras pintar su opus magna. Después, un escalofrío recorrió su espina y su mirada se cruzó con la de todos, una mirada sutilmente acusadora, esa mirada con la que un jurado mira a un vulgar criminal. El Dr. Schezer emitió un sonido que podría reconocerse como una burlona risa a través de sus labios cerrados, nervioso y sudoroso como ya era costumbre esta noche. Se incorporó y juntó sus manos y con una voz que no correspondía a una atmósfera tan oscura sugirió: ¿Quién quiere pavo?...
 
 
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Esta entrega de Asesinato en os Alpes fue más corta de lo habitual, puesto que el tiempo se me vino encima este fin de semana, prometo que la próxima entrega, la cual escribiré con más tiempo y durante la semana será más larga y mejor. Esta semana ya reanudé mis actividades como esclavo, digo, médico interno de pregrado en cierto hospital y coincide que el gris inicio de noviembre es el cambio de servicio y seré ahora interno para el servicio de medicina interna, gran contraste comparado con el de cirugía general y también con el que comenzaré en enero: ginecología y obstetricia. Antes de que mis vacaciones terminaran tuve la oportunidad de ver la película Puente de espías una película que disfruté muchísimo. Una actuación digna del Óscar para Tom Hanks, un abogado estadounidense quien defiende a un espía ruso en un juicio y que después tendrá que sumergirse más allá de la cortina de hierro en la Alemania del Este en la época en la que el muro de Berlín comenzaba a construirse. La recomiendo mucho. Es hora de irme, hasta la próxima entrega, mientras tanto, disfruten, mis queridos lectores, de todos los beneficios de la vida. 

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