martes, 9 de febrero de 2016

Stabat Mater

Estaba la madre piadosa, junto a la Cruz lloraba mientras el Hijo pendía... Las palabras del inicio del himno que sigue al Aleluya en los cantos gregorianos. Japono da Todi, monje franciscano del siglo XIII junto con el papa Inocencio III son a quienes se les atribuye la escritura del himno. En sí es una plegaria que reflexiona acerca del sufrimiento de María al ver a su hijo crucificado. Este himno ha sido musicalizado mas de 200 veces, desde Palestrina y Pergolesi hasta Arvo Pärt y Penderecki, pasando por Liszt, Haydn, Meyerbeer, Dvorak, Vivaldi y Rossini. La versión del genio italiano Giachomo Rossini fue interpretada por la OFUNAM en un programa especial el fin de semana pasado, con las actuaciones de Javier Camarena como tenor, quien atrajo a un importante número de personas a la sala. Lo acompañó Gabriela Herrera, fenomenal soprano con un vibrato muy elegante, Guadalupe Paz, mezzosoprano potente (quien lució un vestido muy mexicano), Alejandro López, barítono y a la batuta Iván López Reynoso quien logró impresionarme. Jamás he sido adepto de López Reynoso, pero esta vez la energía que transmitió en los pasajes finales, la delicadeza de los más íntimos, me cautivó y se ganó que le aplaudiera con mucho gusto. El Stabat Mater de Rossini bien podría haber sido obra del ingenio de Verdi, mejor dicho, en obras como el Stabat Mater de Rossini, podemos distinguir que este titán de la ópera italiana influenció a sus sucesores de formas muy marcadas. A veces no pensamos en Rossini como un compositor de música que pueda llevarnos a las lágrimas o que nos acerque a Dios con un tempestuoso coro y metales (como lo hace Verdi), ya que el género que más explotó fue el de la ópera bufa, que rara vez requiere servirse de esta clase de recursos. Sin embargo, Rossini muestra sus dotes no sólo como comediante musical sino como un consagrado compositor serio que serviría de influencia a los más grandes exponentes de la ópera italiana de finales del siglo XIX y principios del XX.
Mencionando el Stabat Mater como una escena narrada en un himno, podemos encontrar buenos ejemplos del arte plástica que plasman estos momentos. Generalmete a María se le coloca a la derecha de Jesús, a San Juan a su izquierda (con respecto al espectador izquierda y derecha, respectivamente). Agrego ejemplos de Rubens y Voues representando el Stabat Mater.

 

Me despido después de esta entrega, agradeciendo a todos mis lectores, cada vez más numerosos por tomarse el tiempo para leer este blog. Les deseo que gocen de todos los beneficios de la vida.
 
 
 

lunes, 1 de febrero de 2016

Revenant

En una semana en la que tuve tiempo para dedicarme a la cultura, pude ver Revenant: el renacido, Spotlight: en primera plana, y disfrutar de un tour por el centro de Toluca de manera inesperada, guiado por nativos del lugar, además del habituado concierto de la OFUNAM, que vivirá por siempre en mi memoria.
Primero Revenant que, para mi gusto debería de subtitularse "el inmortal" más que el renacido. Una película que nos transmite la desesperación de su personaje principal, el explorador Glass que es atacado violentamente por un oso y abandonado, logrando sobrevivir a las infecciones que lo atacaron y a sus numerosas lesiones, todo en busca de venganza contra el asesino de su hijo. La fotografía es lo hace que el aliento se nos arrebate con imponentes escenas naturales, con un manejo de la luz y perspectiva impresionantes.
La música pudo haber sido mejor, se limitó a ser "de ambientación". En general la película es muy gráfica pero en mi opinión con un propósito, lograr transmitir todas las sensaciones, no sólo sentimientos del protagonista. La recomiendo mucho, pero no es, obviamente, para niños, lo digo por las niñas de 15 años que llevaron a su hermana de 7 a verla... todas estaban escondidas en la caja de las palomitas. La actuación de DiCaprio, veremos si consigue el Óscar.
La segunda película que vi en la semana Spotlight me mantuvo al filo del asiento, a pesar de no ser una película de acción o suspenso. Esta película narra como los reporteros de una división del Boston Globe 
dedicados a descubrir historias "delicadas" como corrupción en la policía etc., son encargados de descubrir y publicar la verdad sobre los abusos sexuales cometidos por sacerdotes a niños en Massachusetts por más de 30 años. No diré más puesto que le quitaría interés a esta película que también contiende a mejor película en los premios de la Academia. Michael Keaton actúa como el director del equipo de reporteros y nos recuerda por qué fue nominado a mejor actor por Birdman.
El paseo en Toluca fue divertido, acompañado de finos nativos del lugar, pude comer comida local, explorar museos con un reducido número de piezas, no por ello malo, explorar el Cosmovitral y conocer más acerca de la historia de la inquisición en el museo dedicado al Santo Oficio. (Dato interesante de este último, descubrí que a los monjes dominicanos, primera orden en ser encargada de la inquisición, recibió el nombre de Domini cannes, es decir los perros de Dios por sus inhumanas prácticas para extraer confesiones de gente inocente).
El concierto de la OFUNAM estuvo esta vez integrado por la sexta danza húngara y segunda sinfinía de Brahms y el segundo concierto de Rachmaninov, dirigido por Martin Lebel
 
(quien según yo se parece al científico Bill Nye) y Jorge Luis Prats al Piano. Martin Lebel dirigió a la OFUNAM de manera extraordinaria. Jorge Luis Prats ofreció una de las mejores interpretaciones del concierto que jamás haya escuchado. El músico cubano tiene una técnica de la cual Cortot o Fischer estarían orgullosos, puesto que eleva la interpretación muy por encima de la dificultad técnica, lo que hace que ocasionalmente haya errores, una que otra nota falsa, pero no importa, ya que el poder interpretativo, toda la pasión están por encima y deja al público con un excelente sabor de boca. En palabras de Prats: "La orquesta (OFUNAM) está ya en otra dimensión, ya no se preocupan por tocar todas las notas, la interpretación ya es lo que viene primero". Lo mismo sucede con el pianismo de Prats, no presta atención a lo que hacen sus dedos técnicamente porque a él le proecupa más transmitirle al público la pasión de Rachmaninov, si quisiéramos una interpretación técnicamente perfecta, mejor recurramos a una computadora (razón por la cual esos niños chinos de 4 años que impresionan a todos tocando a Bach con una precisión milimétrica, jamás llegan al escenario de la música clásica profesional internacional).  
Le dejo a mi cada vez más grande comunidad de lectores, el Tercer concierto de Rachmaninov a manos de Jorge Luis Prats (el segundo no logré encontrarlo en Internet) y el bellísimo Preludio y liebestod (muerte de amor) de Tristán e Isolda de Wagner transcrito por Liszt, también con Prats. Hasta la siguiente semana.